La ceguera del dis-curso
Así que el bípedo se desplaza erguido. La articulación de la cadera estrena tipo de movimiento y una pata, ¿pierna ya?, se desplaza desde atrás hacia delante. Sostiene el aire el ritmo óseo consciente de su misma necesidad de apoyo sólido y, entonces, se dibuja metamórfica y metafóricamente la primera losa, el primer suelo de esta costra dura de la nomenclatura: El miedo, el verbo. El hambre, el verbo. La autoconciencia, el grafos. La alter-conciencia, el grafos.
La huella.
La primera losa es la primera huella.
Y el bípedo ya no atisba el abismo.
Pues ese estilo, que a mí me gusta practicar, te sale muy bien. No cejes en él, ni lo abandones.
ResponderEliminarGracias, Fackel. Un abrazo.
Eliminar