Este blog es continuación de mis otros dos anteriores (2008-2023): "El cuarto claro" (Poesía) y "Meridiana claridad" (Fotografía).

Los centros

 



Noname

De qué hablaré ahora

que ya no sé decir

nada porque todo

muero y vivo ya.

Dónde estás que hasta las piedras

cantan tu nombre cómo,

cómo no sucumbir ante su límpida

melodía que atraviesa pulmones

de espanto cercenando, de un tajo,

cielos oprimidos por el peso

de un norte o un sur, 

un oriente o un poniente 

centro se me centra

el amor entre mis pies clavo

la dicha, lo dicho

con tantas vicisitudes

que se funden en el olvido:

Vuela, vuela alto el pájaro entregado

al aire matutino, las hojas perennes 

le devuelven el mudo devenir

de la luz entre sus alas, gobiernan

sin que ellas sepan ni sus músculos

adviertan el sistema nervioso

que las nutre de libertad.

Paz para los hombres

de ancho vuelo amor

para amarse a ellos mismos

siendo solos siendo

mirlos, tórtolas, ruiseñores o buitres

poderosos que sobre el aire

caliente o frío clavan andando,

vuelan rotando, la superficie de un mundo

sobre la que hoy camino

con estos pies ya descalzos:

Huelga el cielo, huelga la tierra

así como el infierno, huelga 

el camino huelga estando sola

la luz y su paciente espera

a que el horizonte gire

para inclinarse o levantarse

según disponga ella, yo, 

tú. Tú no tienes nombre.

Infrinjo sueño,

nido sobre hojas verdes,

obtengo suelo donde me poso

a pesar del llanto del rocío

del ciprés eterno extraigo

el supremo clavo con el que centro

el mundo sobre el que la luz

girar puede

no olvidar

su ser

de cerca y dentro.

( De "Los restos")

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