Este blog es continuación de mis otros dos anteriores (2008-2023): "El cuarto claro" (Poesía) y "Meridiana claridad" (Fotografía).

Gigantofilia




La giganta


Hasta los jaramagos perfuman

la suerte de mis pasos

bajo el sol y sobre la tierra.

Culmina el puente de luz

la avenida que esconde

el ramo de troncos centenarios

tranquilamente dormidos

de pie, como la perra vieja

y sus canas hocicantes de hembra

parida de bruces bajo su caseta.

Huele el campo a campo vivo,

(los hay muertos),

huele el aire a sal marina muerta

izada al cielo como Layla

(sal viva, Layla, sal):

sueños tan potentes como el imán del planeta

que a todos nos sujeta a su superficie.

¿Tendrá conciencia, la Tierra, de sí misma

y los aromas que me embriagan?

¿Suspendería su deriva con rumbo

si el conocimiento obtuviera?

Yo me detengo sabedora

de mi fortuna dorada, absorbo

a través de mis sentidos la belleza

que me plasma el suelo,

goce tan rico de señuelos

que me pierden 

fundida sobre la naciente pradera 

que, como vello urticario de una gigante tranquila

dormitando bajo el sol y las nubes,

expele humores de agraces

mieles libadas por mis ojos

mis sentidos, mi razón...


Posados sobre la yerba,

se habitúan mis pasos al mullido jergón

donde reposan silentes a la espera

de la lluvia sus vastas ubres

de dulce, brava e ignorante matrona.

De su poderío hablan por ella

las colinas, las sierras, los barrancos,

los bosques, las tercas estepas,

las piedras son sus huesos trabados

en polvo rosa de cimientos

para esta catedral en el vientre

de la geoda. Mas ella ajena

dormita y desde su sueño

yo velo por su inocente descanso

bañándome en su ronquido

de madera, yerba, tierra y viento

contenido entre loma y loma

levanto su aliento de hembra

fecunda y recia respirando

de tanto esfuerzo callado.


De dónde llegan las encinas y los pinos,

de dónde las piedras salvajes

como tortugas marinas durmientes

excavan su nido asomando solo

sus crestas grises y azules,

de dónde la tierra dura culmina

su labor de ternura acunando

tanta semilla de flor nueva

que se abre al cielo y a mis pasos

sin huellas, sin pisadas

que las aplaste: vuelo como la abeja

liba de color en color

bajo el manto de la luminosa claridad,

bajo el aura magna de esta giganta

que, durmiendo, trabaja y se afana

para que yo sueñe, piense o goce,

para que yo desdiga cada luciente

empresa que no se oculta,

para que niegue mi forma y mi nombre

entre tanto contenido de verdad,

de plenitud completa de ser

viviente habitado y gigante, de ser

mínimo como los pétalos

de los jaramagos, de ser

minúsculo como yo.


Y como tú.


(De "En un lugar del mundo", 2019-2020)

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