Este blog es continuación de mis otros dos anteriores (2008-2023): "El cuarto claro" (Poesía) y "Meridiana claridad" (Fotografía).

Ya disponible "En un lugar del mundo"

 


El título de la foto (interpretación digital) de la portada de "En un lugar del mundo" parte de este poema (y de otras fotos que hay por ahí). Hoy lo uso para transmitiros que ya está el libro a la venta. Os dejo aquí el enlace a la página de la editorial, aparte de que podéis encargarlo en cualquier librería.  Y conste, que conste, como soy la negación de la autopublicidad, y no lo digo como mérito (mi padre decía que yo era la"negación del dominó", por lo mal que jugaba) que los poemas que os dejo como muestra no son ni de lejos los mejores ni los "esos" que más se me enganchan, pero sí los congruentes conforme a lo que atino tengo que decir por aquí para informaros sobre el libro en sí. Ediciones En https://www.edicionesenhuida.es/producto/en-un-lugar-del-mundo/Huida https://www.edicionesenhuida.es/producto/en-un-lugar-del-mundo/


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La geoda

El polvo rosa sucede a la lluvia
sobre los juncos verdes. El arroyo
se cubre de velo tornasolado.
La soledad de la piedra se tumba
a descansar de tanta hambre de amor.
Goza con su vientre ahíto de cuarzo
y agua. Odalisca tan dulce y plena
como aquellas hetairas del jardín
nemoroso. En su vergel, edén
o paraíso que no olvidó
de geoda y de cueva del tesoro.

Cuánta diferencia entre aquel mundo
y este de las piedras cuajado
de senderos transitables. La voz
culmina el proceso de la niebla,
se levanta lamiendo los caminos
con su lengua de humecto humo
respirable. En el otro, todo tan vacío
de silencio y perfume, a duras penas
se oxigena mi piel interna,
sin sentidos se suceden mis pasos
ciegos de piedras. Aquí ya sin mi sombra
se me transparentan los caracoles
que crujiendo mueren bajo mi peso
de luz del sol aromatizada
con almanaques de horas interiores
colmadas de correspondencia sin buzones.
Las palomas cultivan el rebaño
de la yerba, mensajean las briznas
a mi regazo, muere la senectud
de aquel mundo tan frío y hueco
como un enjambre de lentejuelas.
Aquí brillan irisadas el interior de las casas
rizadas rebosantes de entrañas
verdes y domésticas transacciones:
el gato juega con el ratón,
el perro se esconde del gato,
el pajarito vuela volcando
los cacharros de los estantes,
la abeja zumba al olor del cocido,
baila como una gitana alrededor
de la válvula de escape y todo
se me cumple como una profecía
leyendo el misterio de la leyenda
que no se escribe: las vertientes gozosas
se erigen desde mi pecho y me expande,
me extiende olvidando los recuerdos
de aquel paraíso imperdible:
ya no existen en la memoria,
ya los vivo como esplendores de hoy
en mi geoda de mundo habitado,
tan diferente, tan de piedra
y agua, sin vientos de murmullo
vociferante, tan ausente
de todo lo que sobra.

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