Siempre me ha gustado disparar fotos a través de la ventanilla o del parabrisas del coche, normalmente juego con los reflejos, o disfruto viendo las sorpresas que me deparan cuando los miro, me encanta contemplar la distorsión que la velocidad procura o simplemente poder capturar esas escenas paisajísticas que me cautivan. Como el sábado pasado, cuando hizo mucha niebla durante todo el camino. Este disparo continúa sorprendiéndome bastante, no le encuentro explicación segura, a no ser que la misma niebla actúe como cuerpo semiopaco, y produzca la sombra del árbol (de color verde, por lo que me extraña que "sea sombra"), o como espejo y, entonces, lo refleje. En cualquier caso, como decía, me cautivan. Escribí ese poema para estos gustos míos. (El disparo está tal cual, ningún tipo de edición. Solo he añadido mi firma "a mano").
Fotomov
Espacios pequeños
con sus mínimas advertencias:
sed de mundo
en movimiento.
La pausa construimos.
Sin tiempo ni espacio
se agita
la tortuga vuelta del revés.
Para qué mis patas si suelo
no conservo,
para qué mi carey, mi coraza, mi escudo,
si no luzco brillos
para qué mis ojos
si permanecen cerrados.
Desde aquí observo un paisaje
sin tiempo ni espacio,
desde mi exógeno esqueleto
al infinito.
paisajes móviles
cristales de un mundo
en marcha
paisajes mínimos
cristales de un mundo
hecho añicos
paisajes cristales
mínimos de un mundo
que se marcha.
¿O yo me vengo?
( De "Camino de sirga", "Opiliones" 2023)